jueves, 27 de diciembre de 2012

¡TIEMPOS Y TIEMPOS!







 ¡TIEMPOS Y TIEMPOS! 


No sé si se han detenido a pensar alguna vez que hay tiempos y tiempos. 

Por ejemplo a estas horas y delante de un café, es el tiempo de la música, un tiempo hermoso y leal, despreocupado y gozoso. 
En estricto rigor ahora es tiempo de escribir pero al mismo tiempo de música bossa-nova brasileña, tango, jazz, baladas,rancheras, bachatas y mi música vallenata) 

Es paradójico esto de los tiempos, porque me doy cuenta que a veces pelean y se disgustan entre sí por adueñarse de mi cuerpo, por sobresalir e instalarse en el mismo centro de mi vida. 
Ayer mismo, miércoles por la tarde, hubo una pelea monumental. El tiempo del trabajo que debo presentar el próximo lunes, se peleaba con el descanso dominical y esta pelea duró unas tres horas, luego vino el tiempo de la cena y luego debía seguir el tiempo de seguir trabajando hasta algunas horas de la noche, pero ingresó violentamente el tiempo de la música, que llego de forma despreocupada y felizmente desatada de todo gobierno exterior, de toda presión y responsabilidad. 

Entonces el tiempo del trabajo, se disgustó enormemente con el tiempo de la música y lo riño con soeces expresiones imprecándolo a dejar de ocupar su espacio y continuar con su noble labor de repasar unos Balances. 

El tiempo de la música, un tiempo de muy buen humor y de muchos amigos, resolvió ignorar al tiempo del trabajo, que enrojecía de cólera, y simplemente le propuso ir en busca de un buen café, para que posteriormente, cuando la música dejara de maravillar al oyente, se repusiera el tiempo del trabajo como si nada hubiese pasado. 

El tiempo del trabajo, enfurecido, tomó drásticas medidas y consideró justo y necesario pasar por encima del tiempo de la música y de paso erradicar definitivamente la música de mi vida. 

Así, armado de una gran calculadora y de unos compases con gran capacidad de trabajo, el tiempo del trabajo se disponía a anular al tiempo música, momento en el que, un gran amigo de la música, el tiempo escritura, se cruzó sacrificando su integridad y salvando al tiempo música de tal sonoro final. 

En este preciso momento, el tiempo escritura ha sobrevivido y eso es gracias a ustedes, pues me encanta escribirles mis tonterías, como las que hoy les estoy relatando y tengo muy claro que el tiempo de escritura, está por encima de todos los tiempos, porque el escribir, no deja de ser el vivo exponente de que en todo mi tiempo, siempre estoy pensando en ustedes. 

¡Bueno ahora es tiempo de leer!