viernes, 9 de enero de 2015

¡EL CONDENADO!

  

¡EL CONDENADO!

Tras las rejas de un calabozo olvidado
 Se encontraba un preso atormentado 
Tenían sus ojos una mirada triste 
Su rostro aun muy joven 
Se mostraba ajado 

 Ajados por el sufrimiento 
Ajados por el olvido 
Y por los recuerdos del pasado

 Lo observe y en silencio 
A su reja me acerque sin enfado
 Preguntando dulcemente 
¿Cómo te llamas condenado? 

 Me respondió quedamente 
Con el rostro entre las manos 
“Ha pasado tanto tiempo 
Que hasta mi nombre he olvidado”

 ¡De pronto!
 Se acerca a la reja 
 Tomándome las manos 
Sus ojos de un azul profundo 
Me miraban esperanzados 

 Y con voz profunda 
Suplica desesperado 
“Conduélase señora de este desgraciado 
Que sin cometer ningún delito 
Ha sido encarcelado”

 “Toque mil puertas y mil se cerraron
 Pedí trabajo y me lo negaron 
Por ser fuereño me despreciaron
 Desesperado me fui al mercado 
A pedir limosna y se burlaron 
De ladrón me acusaron… 
¡Me encarcelaron! 

 Y por no tener familia 
 Estoy aquí olvidado 
¡Ayúdeme señora!
 No he cometido 
 Ningún pecado…” 

 Escuche su relato 
 En silencio sagrado 
Se reviso su caso 
 ¡Libre lo dejaron! 

 Esta es la historia 
 De un condenado 
Que por tener hambre 
 ¡Lo encarcelaron! 

 Me pregunto entristecida: 
¿Dónde está la misericordia del ser humano?
 ¿Por qué tanto egoísmo con nuestros hermanos? 
¿Donde están los mandamientos que tanto nos enseñaron? ¿Dónde quedaron?



 

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